No sé desde cuándo la playa está vinculada con el hecho de tener novio. En general, no me molesta no tenerlo (no es que no quiera uno, sino el nombre de este blog no tendría sentido), pero el hecho es que muy pocas veces me he sentido limitada a hacer algo y ahorita me siento así.
Este fin de semana, quería ir a la playa con mis amigos por varias razones:
- ¡quiero ir a la playa!
- El viaje lo planearon unos amigos que se van del país por los momentos de forma temporal pero con miras a ser definitivo,
- es un lugar que no conozco y que quiero conocer porque en las fotos se ve ¡BELLÍSIMO!
El hecho es que todos mis amigos que van, van con sus respectivos novi@s. Aún así no me importa, igual pensaba ir, pero me puse a indagar un poco acerca de dónde podría dormir (no tengo carpa y me parece un poco tonto llevar una carpa para mi sola) y resulta que ¡no hay un espacio para mi! ¿Acaso nadie puede controlar su lujuria? Siempre he dicho que la gente con novio es muy inútil, ¡no pueden ver más a allá de sus narices! Y es que nadie se había dado cuenta de esto… Y eso que lo mencioné explícitamente pues. Me parece chimbo pues, que yo esté dispuesta a enfrentar la soledad (algo dramática lo sé, pero no me gusta estar sola, sin amigos, y sé que en un ambiente así, eventualmente lo estaré) y que ellos no vayan dispuestos a estar entre amigos y facilitarme un poco las cosas. Ellos cuadran carpa, comida, agua, etc. entre ellos… Y yo… ¿Conmigo?. El hecho es que ya ni tengo cómo ir… Too many signs! Así que no voy…