Y pues lo que comenzó como algo divertido para mí y molesto para los demás, ahora ha resultado ser un motivo para que me recuerden.
Yo suelo agarrar los dientes de león que vea por allí y ¡soplárselos en la cara a mis amigos! Jajajaja… A ellos por lo general no les gusta y me reclaman. Ya el sólo hecho de verlos era molesto porque sabían lo que venía. Pero cuando están lejos de mí, en lugar de molestarse, me recuerdan y lo hacen con cariño.
He aquí la muestra: La primera es de España, la segunda de Canadá y la tercera de Irlanda.